Enrique González Macho, presidente de la Academia del Cine ha pronunciado este discurso, atinado y lapidario en la vigésimo séptima edición de los Premios Goya, 2013:
"Con honor y con orgullo", Enrique González Macho
"Buenas noches Sr. Ministro,
Vicepresidente de la Comunidad, Secretarios de Estado y demás
autoridades que nos acompañan, señoras y señores,
compañeras y compañeros: Bienvenidos a la XXVI Edición
de los Premios Goya. Vamos a ser lo más breves posible porque
lo sencillo y lo directo es lo mejor. Todos vivimos y sufrimos de una
forma u otra la crisis en la que estamos, que no sólo afecta a
España, sino a la mayoría de los países de
nuestro entorno, y el cine no es ninguna excepción. Los
momentos en los que estamos nos obligan a replantearnos muchas cosas
y, sobre todo, nos hacen ver que el progreso y el bienestar no son
una rueda imparable que siempre gira hacia adelante. Como todas las
crisis, se vencerá si hay energía, inteligencia,
trabajo, profesionalidad y reglas de juego claras.
Queremos ser positivos, porque somos
conscientes de que nuestro cine por un lado tiene un tejido
industrial frágil en su estructura económica, pero un
enorme potencial en talento, creatividad e ilusión. Este
potencial no solo se mantiene íntegro, sino que se renueva y
aumenta con nuevas incorporaciones día a día. Desde que
el cine es cine, se ha hablado de sus crisis permanentes, y de eso en
nuestra profesión sabemos mucho. No olvidemos que llevamos
años diciendo que “el cine español es un enfermito
crónico, pero con salud de hierro”. Es verdad que el año
pasado nuestra cuota de mercado fue algo mejor que en el año
anterior, pero deberíamos decir que fue algo menos mala porque
es totalmente insuficiente y hemos de esforzarnos para alcanzar la
cuota que nuestra cinematografía merece.
Todos nuestros pasos han de venir
acompañados de una permanente autocrítica, mirarnos a
los ojos en el espejo cada mañana y preguntarnos con
sinceridad si lo estamos haciendo bien y sobre todo cómo
podemos mejorar. Tenemos que ser plenamente conscientes de nuestras
responsabilidades cuando hacemos cine, porque nuestra obra es
una parte esencial de la marca España y de la imagen de
nuestro país en el extranjero.
La semana que viene, la película Chico
y Rita de Fernando Trueba y Javier Mariscal y el compositor
Alberto Iglesias estarán presentes en Hollywood aspirando al
mayor y más codiciado galardón del cine mundial, y es
muy bueno que una vez más, como casi todos los años,
nuestros profesionales del cine estén presentes en Hollywood,
con lo difícil que es. Y no sólo allí, sino
también en los mejores certámenes que se celebran en el
mundo y en muchas ocasiones ganando para España los más
prestigiosos galardones. Ese reconocimiento para nuestros
profesionales debería servir para conquistar a ese público
minoritario que de forma visceral, que no racional, trata con
indiferencia y en algunos casos con hostilidad nuestro trabajo. Puede
ser que tengamos parte de culpa, pero desde luego, no toda.
Y ese espejo, queridos compañeros,
es nuestro público. La razón esencial por la que
hacemos cine. Para contarles historias que les interesen, les
emocionen, que les hagan pensar, llorar, reír, en definitiva,
sentir. Y ese público lo tenemos en la calle, en las salas de
cine, en su casa a través de los ordenadores y dispositivos
móviles, ese público al que nunca olvidamos, aunque
algunos opinen que no es cierto.
Este año ha sido un año
de grandes cambios para nuestro país. La industria del cine
los ha seguido de cerca como un sector de la sociedad al que los
vaivenes de todo tipo afectan profundamente. Estamos ante una etapa
nueva en la que se nos plantean nuevos caminos y, aunque bien es
cierto que el camino se hace al andar, es necesario saber cómo
se ha de transitar y sobre todo adónde se quiere llegar. Es
necesario que conozcamos cuál es el camino para que lo
recorramos todos juntos, como única fórmula para
avanzar y llegar a metas más ambiciosas. Los cambios nos
van a afectar profundamente: cambios legislativos ya anunciados por
el Sr. Ministro de Educación Cultura y Deportes y por el
Secretario de Estado de Cultura, cambios tecnológicos
que afectan no solamente a los modelos tradicionales, sino también
a los nuevos, cambios en las relaciones con las televisiones, tanto
públicas como privadas. Muchos cambios. Cambios que si se
realizan con la prudencia y la visión apropiadas, seguro que
serán positivos. Pero somos conscientes de que los cambios
siempre provocan inquietudes si no están perfectamente
definidos y han de ser viables y tener como objetivo mejorar y
enriquecer los modelos anteriores.
La industria cinematográfica no
se puede permitir un salto en el vacío. Todos conocemos la
complejidad de nuestro trabajo, tan difícil como,
inestable y cualquier giro imprudente puede llevarnos a una
catástrofe. Por ello hacemos un llamamiento a la prudencia, a
la lógica y a la potenciación de lo bueno ya existente
sin abandonar en absoluto las nuevas vías emergentes que
probablemente marquen gran parte de nuestro futuro.
Todos somos internautas, Internet es un
espacio que compartimos y como todo aquello que se comparte, debe
estar regido por un respeto mutuo y con unas normas de convivencia en
las que estén claros los derechos y las obligaciones, regido
por el respeto y la responsabilidad. Pero la realidad, por el momento
y probablemente por un espacio de tiempo demasiado largo, es que
Internet no forma parte de la actividad económica del cine. No
dudamos que formará parte esencial de nuestro futuro, pero ese
futuro todavía no ha llegado. Hoy por hoy, prácticamente
la totalidad de la economía del cine, esos recursos que hacen
posible la producción cinematográfica, no proceden de
Internet, proceden esencialmente de las salas cinematográficas,
de la televisión, del DVD y de otras formas de
comercialización. Internet, desgraciadamente, todavía
no es alternativa ni sustituto, ni tan si quiera un complemento al
enorme esfuerzo económico que supone producir cine. Y no se
trata de defender un modelo antiguo o caduco, como
malintencionadamente afirman algunos.
Porque todos estamos inmersos en la
búsqueda de los nuevos modelos, esencialmente digitales. Por
ello, en tanto en cuanto ese futuro llegue, debemos seguir
defendiendo aquello que hace posible la obra cinematográfica
sin dejar de investigar, invertir y desarrollar las nuevas vías
para un futuro más o menos próximo.
Nuestro cine es rico y no se puede
etiquetar sin faltar a la verdad, y esa verdad es que, como la
sociedad de la que nace y de la que se nutre, nuestra cinematografía
es un crisol de miradas. El cine español no es un género,
es una amalgama de diferentes tendencias creativas que expresan con
mayor o menor fortuna el reflejo de nuestra sociedad. Es para esa
sociedad para la que hacemos las películas y queremos estar
cada día más próximos a ella.
Dentro de la Academia y del cine
español hay lugar para todo tipo de sensibilidades políticas,
culturales y sociales. De ello dan prueba las películas que
compiten hoy en esta gala y que afortunadamente son todas diversas y
diferentes. No sabemos si la Academia puede hacer mucho o poco,
sinceramente creemos que hemos trabajado para todos, buscando lo que
nos une y obviando lo que nos separa, y el resultado será
siempre la unión de múltiples iniciativas individuales,
en la búsqueda del necesario acuerdo. No sabemos si lo hemos
conseguido y no somos nosotros quienes debemos juzgarlo, pero desde
luego nuestra Academia es ante todo y sobre todo un colectivo
integrador de toda la industria y de todas las opciones culturales y
artísticas.
Estamos convencidos de que esa es la
forma correcta de enfocar el futuro. Vuestro apoyo debemos renovarlo
día a día, minuto a minuto, porque los cheques en
blanco no existen y es bueno que así sea. Trabajaremos siempre
bajo la dirección de la Junta Directiva, compuesta por los 28
miembros elegidos por vosotros y que de una forma muy generosa nos
otorgan su tiempo y su esfuerzo para que esta institución siga
siendo lo que es, un ente respetable y respetado, fiel reflejo de lo
que es nuestra actividad, nuestro trabajo y nuestra profesión,
para que siga creciendo sin olvidar sus raíces.
Igualmente, manifestamos nuestro
agradecimiento a los trabajadores de la Academia, personalizando en
José Garasino como máximo responsable de la dirección
de esta institución. El año pasado en la ceremonia de
los Goya nuestro anterior presidente Álex de la Iglesia, dijo
algo muy importante: “trabajemos con honor” y, querido Álex,
quisiéramos añadir: “trabajemos con honor y con
orgullo”, porque debemos estar orgullosos de lo que hacemos, porque
lo hacemos de la mejor forma que se nos permite, que sabemos y que
podemos.
Por todo ello, compañeros y
compañeras peleemos por un futuro aún más
brillante, con honor y con orgullo. Muchas gracias y buenas noches".
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