Un reo de asesinato espera ser ejecutado. Una mujer que ha
estado escribiéndole cartas de amor contacta con dos periodistas
y les asegura que es inocente. Con métodos periodísticos no siempre
ortodoxos, llevan a cabo un reportaje y consiguen que el caso se
revise. Pero quedan demasiados cabos sueltos, los pantanos
devuelven cadáveres y es difícil vivir sabiendo
que no se ha actuado con ética... Una inmersión en la
violencia, una visión inmisericorde de un periodismo sin escrúpulos.
________________________________________________________________
PHILIPPE CLAUDEL, La nieta del señor Linh, ed. Salamandra
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco,
un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no
conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una
guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra
le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en
su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila
que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la
melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la
familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se
preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce
al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha
fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos
solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces
de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Ambos se
encuentran regularmente en un banco del parquehasta que, una
mañana, los servicios sociales conducen al señor Linh a un hospicio
que no está autorizado a abandonar. El señor Linh consigue, sin
embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida,
decidido a encontrar a su único amigo. Su coraje y determinación lo
conducirán a un inesperado desenlace, profundamente conmovedor.Tras
el enorme éxito de Almas grises, Philippe Claudel ha vuelto a causar
un gran impacto con esta exquisita fábula sobre el exilio y la
soledad, o lo que es lo mismo, la lucha por preservar la identidad.
_____________________________________________________________________
THOMAS WOLFE, El niño perdido, ed. Periférica
La acción sucede en 1904, en la época de la Exposición Universal
celebrada enSaint Louis. La familia Wolfe se ha trasladado desde
Asheville y ha abierto aquí un pequeño alojamiento para los vecinos
de su lejana ciudad natal que visitan la Exposición. Grover Wolfe,
el niño al que se refiere el título, tiene sólo doce años,pero,
según dicen todos los que lo conocen, una sensibilidad y
una madurez extraordinarias… La novela cuenta, en cuatro tiempos,
con cuatro voces distintas muy bien diferenciadas y en cuatro largos
capítulos distintos, la búsqueda del “niño perdido”, del
hermano muerto. La novela la escribe, precisamente, el hermano del
chico, su hermano menor exac-tamente, el gran Thomas Wolfe, uno de
los autores clave de la primera mitad del siglo XX. Con
el telón de fondo de esa América provinciana que aún hoy
nos fascina, es una novela bellísima, perfecta en su estructura e
inigualable en su poder de evocación.
__________________________________________________________________
AUGUST STRINDBERG, El salón rojo, ed. Acantilado
Arvid Falk, un joven idealista y generoso, deja su empleo para
dedicarse a la literatura militante. Al cabo de muchas experiencias
amargas, vuelve a su vida deempleado y, ya sin ilusiones, dedica
sus horas libres a la numismática. A la figura de Arvid se
contrapone la de su hermano, Carl Nicolaus, mezquino e hipócrita
aunque con un fondo de humanidad verdadera. Una
serie extraordinariamente incisiva de retratos de personajes y
ambientes de la sociedad sueca de finales del sigloXIX completan
el impresionante edificio narrativo de la novela: figuras
de la vida bohemia, periodistas sin conciencia y sin escrúpulos,
señoras ociosas, envidiosas y vanidosas que se dedican a la
beneficencia, mujercitas corruptas que fingen el amor, editores
incultos e intrigantes, comerciantes usureros y clérigos rapaces. Y,
en medio de la sordidez ambiental, El salón rojo, un rincón de
un bar de Estocolmo, se convierte en alegoría de la salvación del
hombre.
__________________________________________________________________
ROBERTSON DAVIES, Mantícora, ed. Libros del Asteroide
La misteriosa muerte del magnate
canadiense Boy Staunton -al que han encontrado ahogado
dentro de su coche en el fondo del puerto de Toronto- ha
trastornado a su hijo David, quien al contrario que la policía, está
convencido de que su padre fue asesinado. Decidido a librarse de su
obsesión, David viaja a Zúrich para psicoan alizarse en
el Instituto Jung. Obligado por los psiquiatras a indagar en su
memoria, David irá sacando a la luz una extraordinaria galería de
personajes y recuerdos que le permitirán enfrentarse con sus propios
demonios y, sobre todo, con la memoria de su padre. Aunque puede ser
leída de manera independiente, esta novela constituye la
segunda parte de laTrilogía de Deptford, trasEl quinto en
discordia/i. Esta vez Davies se adentra en las regiones más
profundas de la mente humana, en aquellas donde se agazapan nuestros
monstruos. A través de los laberínticos túneles de la historia, el
mito y la magia, laTrilogía de Deptfordproporciona un estimulante
antídoto contra un mundo donde, por decirlo en palabras del autor,
«el miedo, el terror y el esplendor de lo maravilloso han
desaparecido»
_____________________________________________________________________
THOMAS WOLFE, Una puerta que nunca encontré, ed. Periférica
A pesar de haber sido escrita antes que El niño perdido, William Faulkner (uno de los grandes lectores de Wolfe) consideraba Una puerta que nunca encontré «su continuación natural».Aparece también aquí el hermano perdido, aunque son otros los verdaderos protagonistas de la novela: el padre muerto y la casa familiar; los rudo s conductores que atraviesan Estados Unidos de noche con sus camiones repletos de mercancías y un millonario harto de su acomodada vida; los espléndidos y singulares estudiantes de una universidad inglesa y un misterioso personaje que, inmutable, observa cada día el mundo tras una ventana Pero, sobre todo, «protagoniza» estas páginas extraordinarias el narrador, un Thomas Wolfe que, como él mismo confesaría, dibujó aquí todo su entusiasmo, toda su confusión y todos sus anhelos juveniles (sin saber que moriría poco después, y aún joven).Octubre de 1931, de 1923, de 1926, el mes de abril de 1928: un viaje en el tiempo por las estaciones clave en la naturaleza del país y por cuatro momentos esenciales en la vida del autor que muchos lectores reconocerán como parte de su propia vida.
________________________________________________________________________
JEAN ECHENOZ,14, ed. Alfaguara
¿Cómo escribir sobre la Gran Guerra, la primera guerra «tecnológica» del siglo XX, y la puerta, también, a medio siglo de barbarie sin precedentes? Echenoz se enfrenta a un nuevo reto literario que supera con maestría. La certera pluma del escritor avanza junto a los soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra y acompaña a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime y sus amigos, en medio de una masa indiscernible de carne y metal, de proyectiles y muertos. Pero también nos cuenta la vida que continúa, lejos de las trincheras, a través de personajes como Blanche y su familia. Y todo ello sin renunciar a esa sutil ironía que caracteriza su escritura, condimento imprescindible de un relato apasionante.
_____________________________________________________________________
THOMAS WOLFE, Una puerta que nunca encontré, ed. Periférica
A pesar de haber sido escrita antes que El niño perdido, William Faulkner (uno de los grandes lectores de Wolfe) consideraba Una puerta que nunca encontré «su continuación natural».Aparece también aquí el hermano perdido, aunque son otros los verdaderos protagonistas de la novela: el padre muerto y la casa familiar; los rudo s conductores que atraviesan Estados Unidos de noche con sus camiones repletos de mercancías y un millonario harto de su acomodada vida; los espléndidos y singulares estudiantes de una universidad inglesa y un misterioso personaje que, inmutable, observa cada día el mundo tras una ventana Pero, sobre todo, «protagoniza» estas páginas extraordinarias el narrador, un Thomas Wolfe que, como él mismo confesaría, dibujó aquí todo su entusiasmo, toda su confusión y todos sus anhelos juveniles (sin saber que moriría poco después, y aún joven).Octubre de 1931, de 1923, de 1926, el mes de abril de 1928: un viaje en el tiempo por las estaciones clave en la naturaleza del país y por cuatro momentos esenciales en la vida del autor que muchos lectores reconocerán como parte de su propia vida.
________________________________________________________________________
JEAN ECHENOZ,14, ed. Alfaguara
¿Cómo escribir sobre la Gran Guerra, la primera guerra «tecnológica» del siglo XX, y la puerta, también, a medio siglo de barbarie sin precedentes? Echenoz se enfrenta a un nuevo reto literario que supera con maestría. La certera pluma del escritor avanza junto a los soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra y acompaña a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime y sus amigos, en medio de una masa indiscernible de carne y metal, de proyectiles y muertos. Pero también nos cuenta la vida que continúa, lejos de las trincheras, a través de personajes como Blanche y su familia. Y todo ello sin renunciar a esa sutil ironía que caracteriza su escritura, condimento imprescindible de un relato apasionante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario