domingo, 11 de diciembre de 2016
viernes, 11 de noviembre de 2016
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LEONARD COHEN
Poeta, novelista y cantante canadiense nacido en Montreal en 1934. A los 21 años, tras obtener la Licenciatura en Literatura Inglesa por la Universidad McGill de Montreal, publicó su primer libro de poemas, "Let Us Compare Mythologies", en el que deja entrever la influencia que han dejado en él las religiones católica y judía. Su obra posterior incluye temas de sexo, amor, religión y política, marcando en todas el espíritu rebelde que siempre le ha acompañado y su personalidad depresiva. De esta época son las siguientes obras:"Flores para Hitler" en 1964, "La Caja de Especias de la Tierra" en 1965, "Parásitos del Paraíso" en 1966, "La Energía de los Esclavos"en 1969 y sus novelas "El Juego Favorito" y "Los Hermosos Vencidos". En 1990, agobiado por el inconformismo, decidió ordenarse como monje de la religión Zen. En 1999, después de casi nueve años en el monte Baldy, abandonó los hábitos para dedicarse de nuevo a la música y la poesía. © |
El Autobus
Fui el último pasajero del día.
Estaba solo en el autobús.
Me sentía contento de que se estuvieran gastando tanto dinero
sólo para llevarme por la Octava Avenida arriba.
¡Conductor! Grité, estamos usted y yo esta noche.
huyamos de esta gran ciudad
a una ciudad más pequeña más propia para el corazón,
conduzcamos más allá de las piscinas de Miami Beach,
usted en el asiento del conductor, yo varios asientos más atrás,
pero en las ciudades racistas cambiaremos de lugar
para mostrar lo bien que le ha ido arriba en el norte,
y busquemos para nosotros alguna diminuta villa pesquera americana
en la Florida desconocida
y aparquemos justamente al borde de la arena,
un enorme autobús como una señal,
metálico, pintado, solitario,
con matrícula de Nueva York.
Estaba solo en el autobús.
Me sentía contento de que se estuvieran gastando tanto dinero
sólo para llevarme por la Octava Avenida arriba.
¡Conductor! Grité, estamos usted y yo esta noche.
huyamos de esta gran ciudad
a una ciudad más pequeña más propia para el corazón,
conduzcamos más allá de las piscinas de Miami Beach,
usted en el asiento del conductor, yo varios asientos más atrás,
pero en las ciudades racistas cambiaremos de lugar
para mostrar lo bien que le ha ido arriba en el norte,
y busquemos para nosotros alguna diminuta villa pesquera americana
en la Florida desconocida
y aparquemos justamente al borde de la arena,
un enorme autobús como una señal,
metálico, pintado, solitario,
con matrícula de Nueva York.
* *
martes, 25 de octubre de 2016
El que ignora sin ser ignorante
Ese verbo puede entenderse con significados distintos en función del tiempo en el que se conjugue.
Resulta, según la prensa, que el Banco de España ignoró unos informes que no ignoraba. ¿Cómo es posible eso?El verbo “ignorar” se ha vuelto contradictorio consigo mismo porque la influencia de to ignore lo ha desviado de su camino.Este verbo del inglés se traducía de muy precisas formas para cada situación: despreciar, desdeñar, desoír, desatender, hacer caso omiso, pasar por alto, soslayar, ningunear, desmerecer, menospreciar, dar la espalda, dar de lado, marginar, desentenderse... Pero todas ellas se van quedando arrinconadas porque muchos periodistas escogen en su lugar la más imprecisa: el anglicismo semántico “ignorar”.
Si avanzamos por la lengua con ese significado bastardo, nos iremos encontrando ciertos fallos mecánicos. El que ignora las funciones del subjuntivo es un ignorante de la gramática; el que ignora la definición de rectángulo es un ignorante de la geometría. Pero el Banco de España no era ignorante de la situación de Bankia cuando ignoró la situación de Bankia. Esta incongruencia se produce por una clonación. Clonación, en efecto; porque se copian los cromosomas de otra lengua en vez de respetar la genética que ha seguido la propia.
La evolución de “ignorar” desde el latín parte de la raíz gno-, que formó el verbo “gnoscere” para significar en aquella lengua “saber”. Al añadirse a gno el gen del sufijo negativo (i-) con objeto de representar la idea contraria, se creó el verbo “ignorare”, de donde procede nuestro “ignorar”. La fuerza evolutiva y analógica dio a partir de allí “ignorante”, “ignorancia”, “ignoto”, “ignaro”... vocablos todos ellos transportadores del ADN “desconocer”.
Hasta ahí, todo funcionaba con cierta coherencia. Pero quienes estaban en contacto con el idioma inglés empezaron un día a traducir to ignore (despreciar, desdeñar, desoír...) como “ignorar” (hasta entonces “desconocer”), en un fenómeno que algunos lingüistas denominan “falso amigo”. Algo así como si se tradujera “table” (mesa) como “tabla”; o “exit” (salida) como “éxito”. Y de resultas de tal cruce se da el curioso hecho de que ese verbo puede entenderse con significados distintos en función del tiempo en que se conjugue: Así, no tomaríamos de igual forma la oración “el Banco de España ignoraba la situación de Bankia” que “el Banco de España ignoró la situación de Bankia”. En el primer caso puede significar “desconocía”. En el segundo cabe deducir “desatendió”, “desdeñó”, “pasó por alto”... Y en otros tiempos verbales dudaremos incluso de cuál de las dos acepciones es la más adecuada (por ejemplo, en “el Banco de España ignora la situación”).
Con la ayuda de malos traductores, periodistas y personajes públicos, la falsa equivalencia de to ignore acabó consagrada en el uso y por tanto en el Diccionario (desde 1989). Y de este modo, “ignorar” se convirtió en un verbo ambiguo y estropeado. Una víctima más de quienes saben un poco de inglés y menos de español.
viernes, 6 de mayo de 2016
NOVEDADES
DE MAYO DE 2016
JACQUELINE
KELLY, La
evolución de Calpurnia Tate
ed. Roca, 2015(2009)
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ALFREDO
GÓMEZ CERDÁ, Con
los ojos cerrados,
ed.
SM, 2014 (1997)
|
CARE
SANTOS, El
dueño de las sombras,
ed.
Blok, 2016
|
RICK
RIORDAN, El
último héroe del Olimpo,
ed. Tusquets, 2015 (2009)
|
TOMAS
TRANSTRÖMER, El
cielo a medio hacer,
ed. Nórdica, 2011
|
WILLA
CATHER,
Uno
de los nuestros,
ed. Nórdica, 2013
|
JOHN
BANVILLE, Imposturas,
ed. Anagrama, 2014 (2002)
|
F.
SCOTT FITZGERALD, Suave
es la noche,
ed.
Seix Barral, 2014
|
OLIVER
SACKS, El hombre que
confundió a su mujer con un sombrero, de.
Anagrama, 2015 (1985)
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Acoso escolar,
Luis Antonio de Villena
No pudo haber foto: es mi memoria la
imagen viva…
Pero acaso hubiese sido esa foto
imposible, terrible y
aleccionadora y al final (hubo final)
testigo de ternura…
Yo vi cómo te sacaban de la tienda en
aquel oscuro campamento
viril, entre el viento áspero del
monte, mientras la luna dulce
brillaba en tus piernas desnudas. Te
habían dejado en calzoncillos
y llevabas el pelo revuelto y los ojos
oscuros… Debí pensar:
tengo que ayudar a Iván como él me
ayuda, pero me quedé
quieto, paralizado, cobarde, estúpido.
¿Yo era un hombre? Sólo
pensé con temblorosa fragilidad: Es
raro. Ves, no llora. Porque
ellos gritaban e insultaban entre risas
chabacanas, pero tú,
casi desnudo, te dejabas arrastrar,
asumías el esplendor y
la belleza de la víctima. Te llevaron
junto al estanque aquel,
sucio, verdinoso, y te violaron los
cinco. Gritaste, nada más.
Luego aquellos salvajes bestiales e
inocentes como tantos,
eyacularon entre palabros y penumbra
sobre tu cara… Tu rostro
hermoso, Iván, tus labios carnosos que
deseaban en miserable
silencio. ¿Silencio? No más infame o
nefando que el mío…
Te dejaron entre aquellos helechos,
pringoso, herido, desnudo. Sólo
una hora después me atreví a
acercarme, sin ruido. Sentí que
te asustabas. Sonreí. Llevaba agua y
una toalla limpia. Bajo la gran
luna inmisericorde, te fui limpiando
lentamente y noté tu abandono,
tu cansancio, aquella belleza excelsa
que hoy me hace pensar en
el lienzo de un mártir con el cuerpo
blanco y los muslos duros…
Sentí el placer con que te abrías
(leves gemidos) para dejarte
limpiar, hasta que pude ponerte el
calzón y la blanca toalla
por encima… Entonces te acaricié el
pelo. No lo pude evitar,
fue un tirón, algo ígneo, el
sobresalto de la vida, y tú mismo
llevaste mis manos a tu cuerpo y
me besaste despacio. Tu boca sabía
a sangre pero he oído que la sangre es
dulce… Eras tan hermoso
que yo sentía miedo. Dijiste: Por
favor, avisa a un coche, un coche
desde la casa del guarda, abajo. Lo
hice. Supe que denunciaste
todo aquello y te marchaste de la
ciudad, imposible para ti.
Amigo mío, mi hermano, extraño amor…
Lo entiendo. Nunca supe
más, ni ellos tampoco. En mi recuerdo,
Iván, tu cuerpo fulge en
una cálida luna, me iluminas y sé que
no hay felicidad, ni paz,
ni bien, ni humanidad, ni fraternidad.
Es mentira todo. Menos tu belleza.
(Iván, dios de los gemidos, alma del
muslo, los labios secretos…)
Imágenes en fuga de esplendor
y tristeza
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